Tener un gato en casa es una excelente decisión prácticamente para cualquier cliente: son animales cariñosos y que no dan excesivo trabajo ya que son muy limpios. No olvidemos que son territoriales y si su entorno es bueno están felices en casa de sus amos.
Es el gato sin duda un animal idóneo para las personas que trabajan todo el día, a las que les sería muy difícil tener un perro por la dependencia que implica mantenerlo en condiciones adecuadas y la necesidad de sacarlo a pasear diariamente.
En nuestra experiencia cotidiana en la peluquería comercial nos damos cuenta del incremento de gatos que acuden a nuestros salones para ser atendidos.
PELO A PELO
En general, estas mascotas dan poco trabajo, pero hay un aspecto del cual el propietario debe preocuparse y dedicarle un tiempo, aunque no sea cada día sino dos o tres veces por semana: el cuidado del pelaje.
Los gatos persas y otros de pelo largo necesitan ser peinados, ya que el subpelo es lanoso y al desprenderse, si no se elimina (a parte de correr el riesgo de que se lo traguen, cosa muy perjudicial) se forman nudos de tal calibre que luego resulta imposible pasar el peine. Los peines adecuados son los de púas separadas, lo suficientemente largas como para poder entrar hasta el fondo y eliminar así el subpelo que sobra.
En el caso de los gatos de pelo corto bastaría con pasarles una manopla para eliminar el subpelo sobrante.
CONTACTO CON EL AGUA
Los baños pueden ser mensuales si realmente el gato lo necesita (aquéllos que hacen vida en el exterior), pero se pueden alargar hasta seis meses en los de pelo corto que no salen de casa. Es conveniente que el animal se acostumbre a ser bañado desde pequeño, ya que después lo tolerará muy bien.
El champú debería ser neutro, de los muchos que existen en los comercios especializados y el baño ha de ser lo más relajado posible. El secador es otra cuestión, porque se asustan mucho con él; si es así se les puede meter en un trasportín y secarles desde el exterior. De esta forma se sienten algo más protegidos.
Este proceso es un aprendizaje tanto para el gato como para el dueño, pero vale la pena, ya que de este modo evitaremos que los gatos lleguen a la peluquería “hechos una pena” y la única solución sea raparlos, lo cual es una lástima con lo hermosos que son.
A parte del gato que llega a la peluquería lleno de nudos, al cual es imposible pasar un peine, lo ideal cuando llega un felino es hacerle un buen deslanado y dejarlo listo para que el dueño tenga el mínimo trabajo de mantenimiento hasta la próxima visita.
El baño en el salón de peluquería también es importante, ya que sirve para que se familiarice con el agua y su aseo personal.
Un buen peluquero felino sabe cómo tratarlo para que el baño sea un medio de relajación para el animal.
Fuente: Especies
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