Publicado por Peluquería Canina Laura
Un poco de historia:
Los orígenes del Pekinés son muy antiguos ya que se han encontrado estatuas que representaban "perros-leones" con más de 4.000 años de antigüedad. Es ciertamente una de las razas más viejas en el mundo.
El nombre de "perro-león" viene del hecho que estos perros simbolizan al león defensor de Buda. En vista de su carácter sagrado, comprendemos que la raza Pekinesa era la raza exclusiva de los emperadores, y que sólo se encontraban en la Ciudad Prohibida. Con la muerte del emperador, se pensaba que el perro debía protegerle hasta en el más allá, por lo que el perro era sacrificado en ese mismo instante.
Hubo que esperar hasta 1860, con la caída de Pekín, para que soldados británicos lleven algunos de estos perros a Inglaterra. En el año 1894, se presenta por primera vez al público un perro pekinés.
Hay que aclarar que no existen perros pekineses totalmente blancos en esta raza, ya que este color es signo de duelo en China.
Carácter:
Este perro es muy peculiar por su temperamento. Es independiente, testarudo, de muy mal genio y dado a las rutinas. Tiene gustos muy claros y definidos que, si el amo no los cumple, no duda en hacer saber su descontento. Cuando dijimos que es independiente, nos referimos a que no es una raza amiga de los halagos vacíos. No le gusta ser excesivamente manoseada y los tratos con niños son muy complejos. Otra clave de esta raza es que, si no los acostumbran desde una muy temprana edad (cachorro de 2 a 4 meses), jamás dejarán que les pongan collares ni cadenas, no los soportan porque no aceptan sentir limitados su movimientos ni su libertad.
Al decir que es de mal genio, les avisamos que en plenas demostraciones afectuosas de ellos hacia sus amos más próximos, son capaces de tener ataques de furia, donde morderán y gruñirán. Aman ser el centro de atención, pidiendo ser integrados en todas las actividades familiares, desde un paseo hasta en las comidas, siendo muy común entre los propietarios de estos perritos, que estos hagan que se sienten a la mesa.
Su temeridad, arrojo y valentía, como ya supimos por sus ancestros leoninos, es proverbial. No dudan en imponerse - si ven invadido su territorio (aunque no lo sea en realidad)- sobre Pastores, Rottwailer, San Bernardos o Gran Daneses. No dudan en atacar de inmediato a un perro de varias veces su tamaño, y no con gritos y ladridos, sino corriendo derechos contra el enemigo, y atacando con sus garras y colmillos. Aman la comodidad del hogar, evitarán como a una maldición que los confundan con perros "de clase baja". Ellos tienen el derecho de compartir cama y comida directamente con los amos. Lechos de plumas y comida preparada para ellos. Esa es su forma de vivir acostumbrada. En las ocasiones en que caen en la desgracia del abandono, son tremendamente vulnerables. Nunca verán un pekinés vagabundo por que una de dos, o lo adoptan de inmediato, o no sobrevive.
A pesar de lo dicho, no todos son iguales, hay pekineses muy afectuosos. Les gusta estar siempre con la familia y hasta jugar con niños. Son muy obedientes y fáciles de entrenar, pero si se hace de la forma apropiada, y por supuesto, en una temprana edad.
Cuidados y Manto:
El manto del pekinés es lago y liso, con una poblada melena que se extiende mas allá de la clavicula y forma una capucha en torno al cuello. La capa superior es aspera y la capa de subpelo, gruesa. Los penachos de las orejas también son abundantes, al igual que las patas y la cola. Se permite todo tipo de manchas y colores.
Necesita un cepillado regular diario con peine metálico y cepillo de púas largas.
Hay que tener especial cuidado con los ojos, son llorosos y se le crean muchas legañas.
Bañar con champú neutro y luego hidratante, aclarar y poner un acondicionador, secar muy bien y revisar anexos.
Un poco de historia:
Los orígenes del Pekinés son muy antiguos ya que se han encontrado estatuas que representaban "perros-leones" con más de 4.000 años de antigüedad. Es ciertamente una de las razas más viejas en el mundo.
El nombre de "perro-león" viene del hecho que estos perros simbolizan al león defensor de Buda. En vista de su carácter sagrado, comprendemos que la raza Pekinesa era la raza exclusiva de los emperadores, y que sólo se encontraban en la Ciudad Prohibida. Con la muerte del emperador, se pensaba que el perro debía protegerle hasta en el más allá, por lo que el perro era sacrificado en ese mismo instante.
Hubo que esperar hasta 1860, con la caída de Pekín, para que soldados británicos lleven algunos de estos perros a Inglaterra. En el año 1894, se presenta por primera vez al público un perro pekinés.
Hay que aclarar que no existen perros pekineses totalmente blancos en esta raza, ya que este color es signo de duelo en China.
Carácter:
Este perro es muy peculiar por su temperamento. Es independiente, testarudo, de muy mal genio y dado a las rutinas. Tiene gustos muy claros y definidos que, si el amo no los cumple, no duda en hacer saber su descontento. Cuando dijimos que es independiente, nos referimos a que no es una raza amiga de los halagos vacíos. No le gusta ser excesivamente manoseada y los tratos con niños son muy complejos. Otra clave de esta raza es que, si no los acostumbran desde una muy temprana edad (cachorro de 2 a 4 meses), jamás dejarán que les pongan collares ni cadenas, no los soportan porque no aceptan sentir limitados su movimientos ni su libertad.
Al decir que es de mal genio, les avisamos que en plenas demostraciones afectuosas de ellos hacia sus amos más próximos, son capaces de tener ataques de furia, donde morderán y gruñirán. Aman ser el centro de atención, pidiendo ser integrados en todas las actividades familiares, desde un paseo hasta en las comidas, siendo muy común entre los propietarios de estos perritos, que estos hagan que se sienten a la mesa.
Su temeridad, arrojo y valentía, como ya supimos por sus ancestros leoninos, es proverbial. No dudan en imponerse - si ven invadido su territorio (aunque no lo sea en realidad)- sobre Pastores, Rottwailer, San Bernardos o Gran Daneses. No dudan en atacar de inmediato a un perro de varias veces su tamaño, y no con gritos y ladridos, sino corriendo derechos contra el enemigo, y atacando con sus garras y colmillos. Aman la comodidad del hogar, evitarán como a una maldición que los confundan con perros "de clase baja". Ellos tienen el derecho de compartir cama y comida directamente con los amos. Lechos de plumas y comida preparada para ellos. Esa es su forma de vivir acostumbrada. En las ocasiones en que caen en la desgracia del abandono, son tremendamente vulnerables. Nunca verán un pekinés vagabundo por que una de dos, o lo adoptan de inmediato, o no sobrevive.
A pesar de lo dicho, no todos son iguales, hay pekineses muy afectuosos. Les gusta estar siempre con la familia y hasta jugar con niños. Son muy obedientes y fáciles de entrenar, pero si se hace de la forma apropiada, y por supuesto, en una temprana edad.
Cuidados y Manto:
El manto del pekinés es lago y liso, con una poblada melena que se extiende mas allá de la clavicula y forma una capucha en torno al cuello. La capa superior es aspera y la capa de subpelo, gruesa. Los penachos de las orejas también son abundantes, al igual que las patas y la cola. Se permite todo tipo de manchas y colores.
Necesita un cepillado regular diario con peine metálico y cepillo de púas largas.
Hay que tener especial cuidado con los ojos, son llorosos y se le crean muchas legañas.
Bañar con champú neutro y luego hidratante, aclarar y poner un acondicionador, secar muy bien y revisar anexos.
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